... De pronto nos dimos cuenta de la situación. Estábamos en el fondo del embudo de un frondoso bosque. La maleza nos rodeaba. Una enorme zanja, esa que separa los campos de cultivo de las zonas boscosas para impedir el paso de alimañas, recias alambradas y una barrera vegetal de plantas espinosas nos impedía avanzar. Debíamos desandar el trecho recorrido.
Zarzamoras y ortigas habían colonizado los suelos de ese bosque en los que empezaban, por doquier, a brotar innumerables especies de setas salpicando de forma y color la alfombra que las hojas de encinas, hayas, castaños y coníferas habían tejido...
Calzada con sandalías de ciudad, vistiendo unos pantalones piratas y una veraniega camiseta cada paso en este terreno era un suplicio. La quemazón que producían las ortigas, los arañazos de las espinas de las zarzas y las desigualdades de terreno que tapaba la hojarasca... ; a todo esto se unían las abundantes, pegajosas y elásticas telarañas; y , como no, los insectos que revoloteaban a tu alrededor.
La humedad del ambiente, la incertidumbre, el saber que la tarde iba avanzando y que en la zona los jabalíes no son extraños hacían que el sudor corriera por nuestra frente...
Finalmente encontramos la salida. Ese árbol con raices al descubierto nos dió la pista. A su pie nos habíamos sentado a descansar y decidir si continuábamos nuestra excursión de senderismo por los soleados carriles de bicicletas o a través de las veredas que transcurrían por el bosque.
Nuestra decisión había sido, a ciencia cierta, en esta ocasión muy desafortunada. La espesura se incrementaba a cada paso. Nuestro GPS nos decía que estábamos sólo a dos kilómetros de nuestro objetivo. La prudencia nos aconsejaba desandar el trecho y retomar el carril bici.... ¡ pudo más nuestro deseo de aventura....!
Logramos salir del laberinto. Sudorosos, heridos y cansados nos tumbamos a la sombra de los frondosos árboles y observamos los maizales que ya estaban a la sazón...
Cansados pero contentos emprendimos el camino de regreso a casa. Sólo 12 kms. nos separaban de ese gran sofá donde beberíamos una gran y helada cerveza tras un relajante baño....
El proyecto senderismo hasta el lago Sansón en Buldern, lo retomaremos en otra ocasión....
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